Ubicada en el México central, al pie de la sierra Madre occidental y cerca del valle agrícola de Morelia-Querendaro, Morelia es un ejemplo excepcional de desarrollo urbano al utilizar la cantera como principal material de construcción, lo que le da su distintivo color rosa al centro de la ciudad.
Fundada por órdenes del virrey Antonio de Mendoza en el siglo XVI bajo el nombre de Valladolid, la ciudad fue, al principio del siglo XIX, uno de los principales centros de lucha por la independencia del país. Dos sacerdotes ilustres se formaron allí: Miguel Hidalgo y José María Morelos. Es en honor a este último, nativo de Valladolid, que la ciudad tomó el nombre de Morelia en 1828 por decreto del Congreso local.
Sus monumentos ponen de manifiesto la magistral y ecléctica fusión del espíritu medieval con elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos. La parte central del centro histórico de Morelia comprende 249 construcciones de primera importancia, entre los que se encuentran 21 iglesias y 20 construcciones civiles, que cristalizan la historia arquitectónica de la ciudad. La sobriedad del paisaje urbano es realzada por numerosas fachadas barrocas características de las fundaciones religiosas de las cuales forman parte la catedral y las iglesias de Santa Rosa, de las Monjas y de Guadalupe.
Otra característica es su ornamentación exterior conocida como “barroco moreliano”, donde los elementos decorativos escultóricos y vegetales dominan los planos y las líneas de tableros y molduras. Las calles y plazas de la capital michoacana se apegan a la forma de retícula irregular y muchas de ellas rematan con un monumento que origina espectaculares perspectivas.
Dentro de los atractivos de la zona destacan: la Catedral, un enorme coloso de cantera rosa de casi 70 metros de altura; el Acueducto, uno de los más imponentes del país con 253 arcos; el Palacio de Gobierno, que data de 1770; el Centro Cultural Clavijero; el Colegio de San Nicolás; la Fuente de las Tarascas; y el Santuario de Guadalupe, con un decorado interior de acabados policromáticos y de oro que la hace una de las iglesias más bonitas de México.
A pesar de los cambios de uso requerido para cubrir las necesidades de la sociedad civil, los edificios monumentales de estilo barroco supieron preservar sus características arquitectónicas limpias. La adecuación de los antiguos edificios de vivienda a nuevos usos vinculados al turismo se hizo con respeto a la integridad del sitio inscrito. En cuanto a la falsificación estética de los edificios contemporáneos (colocación de una fachada colonial sobre un nuevo edificio), esta práctica constructiva local ha sido restringida a partir de 1993. El Programa de desarrollo urbano del Centro histórico de Morelia, aprobado en 2001 por el Cabildo municipal, prohíbe construir en lo sucesivo edificios contemporáneos que imitan los estilos históricos.
Sabías que…